Tres juegos maravillosos
Commander Keen y el niño
Las primeras formas del mito: un niño, un teclado pesado y mundos donde lo sagrado se insinuaba entre pixeles.
Las primeras formas del mito: un niño, un teclado pesado y mundos donde lo sagrado se insinuaba entre pixeles.
Una meditación sobre el espacio invisible que aparece cuando dos formas del mismo misterio se encuentran.
Algunas historias sobreviven por la verdad que revelan cuando todo está perdido. Esta es una mirada breve a una de ellas.
Un manifiesto para el médico moderno, que aprende a leer los ríos secretos del cuerpo: allí donde el alma murmura antes de hablar.
Una confianza flexible, sin rigidez ni dogmas, que invita a soltar el control y abrirse a la realidad tal cual es.
Una exploración de lo atemporal. Un recordatorio de que los dioses aún viven en nosotros.